jueves, 31 de mayo de 2012

Clotilde y Sorolla





Clotilde sentada en el sofá, 1910


Clotilde García del Castillo (1865-1929), un nombre corriente para una mujer que no lo fue. Ella fue la mujer que estuvo siempre junto a Joaquín Sorolla pero además, Clotilde conservó  los testimonios de su vida común y del trabajo de Sorolla (cartas, fotos, las listas de los cuadros que se enviaban a las exposiciones, las cuentas,...).Fue ella la que personalmente se encargó de donar al Estado la casa familiar de Madrid y convertirla así en el Museo Sorolla del que todos nos sentimos tan orgullosos.



Perfil de Clotilde 1884

Clotilde y Joaquín se conocieron en Valencia siendo niños. Más tarde Sorolla trabajó como iluminador del fotógrafo Antonio García Peris, el padre de Clotilde,  que fue, además, mecenas y protector del pintor. Clotilde y Joaquín se casaron en 1888, vivieron un año en Italia y en 1889 se instalaron en Madrid.



Clotilde en la ventana, 1888
Clotilde García del Castillo, 1890

En 1890 nace su primera hija María, en 1892 nace Joaquín y en 1895 Elena. Sorolla no deja de retratar a Clotilde pero lo hace también mientras ella ejerce de madre.




Clotilde con Joaquín, 1892



Clotilde con Joaquín, 1893


La madre, 1895


La madre, detalle

La madre, detalle
Pero Clotilde no pierde su condición de mujer, de compañera, por haber sido madre. Sorolla la sigue retratando sola en muchas ocasiones.

Clotilde en el estudio, 1890
Clotilde con traje gris, 1900
 Y Clotilde, contrariamente a otras mujeres de su condición social de la época, parece dedicarle tiempo y dedicación a sus hijos y ser feliz con ello. Y la mirada de Sorolla es de padre, amante, cómplice.
Mi mujer y mis hijos, 1897-8
Clotilde con sus hijos el día de Reyes, 1900
Clotilde y Elena en las Rocas, Jávea, 1905

Y pese a las teorías sobre el malditismo y la vida problemática que debe llevar un artista para poder ser creativo, nos enfrentamos a un Sorolla que parece ser feliz con la mujer con la que comparte su vida y con la familia que ha creado con ella. Durante temporadas, a veces largas, Sorolla tiene que viajar lejos de su familia para atender encargos de su trabajo. La correspondencia que se guarda de esos periodos es realmente clara y tierna: Joaquín y Clotilde se echan mucho de menos y se dedican emotivas palabras de cariño. Uno siente casi pudor al asomarse así a una relación tan íntima.

Clotilde bajo el toldo, Biarritz, 1906
Clotilde en Biarritz, 1906




Clotilde en la playa, 1904

Son numerosos los cuadros de periodos de vacaciones en los que Sorolla plasma a Clotilde y al resto de la familia. Y es que el pintor no parece estar nunca de vacaciones o necesita sus pinceles para vivirlas de verdad y guardar para siempre esas instantáneas de felicidad bañadas por su prodigioso dominio de la luz.


Bajo el toldo, Playa de Zarauz, 1910

La siesta, San Sebastián 1911. Clotilde sus hijas y una sobrina.

Este último cuadro me encanta por sus contrastes de luz y por la sensación de intimidad que transmite Sorolla a través del aparente abandono de sus modelos.

Pero, pese a los años de matrimonio transcurridos, Clotilde sigue siendo su musa y su modelo

Clotilde con traje de noche, 1910



Desnudo de mujer, 1910

Este desnudo es uno de los pocos de Sorolla y, según todos los indicios, el único en el que Clotilde posó como modelo. Clotilde parece colocar una de las muchas piezas de cerámica que el matrimonio coleccionaba y que aún pueden verse en su Casa Museo.

Clotilde era consciente de su papel difícil siendo la compañera de un hombre con tanta fama y talento... En algunas de sus cartas le dice que debería quedarse en una esquina y hacerse pequeñita hasta  casi desaparecer, pero que no lo consigue. Pero Clotilde no es mujer que desaparezca, no es una gran belleza, pero tiene un encanto y una elegancia muy especiales. La Clotilde que su marido pinta es una mujer inteligente y con carácter.


Clotilde con perro y gato, 1919-1920


Clotilde con mantilla, 1919-20
Y los pinceles de Sorolla no engañan, en sus cuadros Clotilde va cumpliendo años y cogiendo algunos kilos. El tiempo pasa y es absurdo aferrarse a una juventud ya pasada.

Clotilde en el jardín, 1919-20
En julio de 1920 Joaquín Sorolla sufrió un ataque de hemiplegia que le impidió volver a pintar como ya relatamos en Joaquín Sorolla, la última pincelada. Clotilde siguió a su lado y le acompañó en todo momento. Especialmente tierna es esta foto de 1923

que muestra a un Sorolla enfermo, acabado como pintor pero todavía acompañado por la mujer que le ama. Y es que cualquier artista es, ante todo, persona. Joaquín Sorolla falleció el 10 de agosto de 1923 en Cercedilla (Madrid), Clotilde le sobrevivió 6 años.

En  1925, Clotilde García del Castillo dictó testamento donando todos sus bienes al Estado para la fundación de un museo en memoria de su marido. El Museo Sorolla de Madrid se inauguró en 1932. Joaquín Sorolla sigue vivo en toda su obra, Clotilde respira en cada rincón del Museo, que fue su casa, y en los múltiples retratos que de ella hizo el pintor.

11 comentarios:

  1. Muchas gracias post sus completos posts. Sigo esperando con ansiedad los próximos sobre los "istmos".

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  2. Un post muy ameno, bien estructurado e instructivo. Gracias.

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  3. Gracias, libreoyente, Peter. Tranquilo que ya irán llegando los "ismos" poco a poco.

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  4. Me ha encantado, además algunas obras no recuerdo haberlas visto. Esto de ir insertando texto entre fotos dándole el sentido que necesita es perfecto. Gracias por todo lo que cuelgas, aquí y en otros lugares, para el disfrute general. Un saludo

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  5. Muy interesante y entretenido, Alicia. Muy buena la elección de cuadros que ilustran tus observaciones, comentarios. Enhorabuena. Carmen Sanchiz.

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  6. Gracias, Carmen. Muchísimas gracias. Si te ha gustado esta entrada, tal vez te gusten otras, hay 53 (creo) en el blog. Y si te gusta la poesía acompañada de pintura, puede que te guste http://algomasquemots.blogspot.com.es

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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